postheadericon Contra el cáncer de piel

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Con los cambios climáticos y la mayor intensidad de los rayos solares en verano, es recomendable informarse para poder prevenir el cáncer de piel, uno de los más comunes de nuestra sociedad.

La detección temprana de los síntomas de esta enfermedad es fundamental para evitar el desarrollo posterior de la enfermedad y la rápida afectación de otros órganos por metástasis una vez que penetre el sistema linfático y la circulación sanguínea.


El cáncer de piel sería curable en un 100% si todos los casos fuesen detectados y tratados tempranamente.

La piel es el órgano más grande del organismo. Una de sus principales células es el melanocito, que se encarga de sintetizar el pigmento que le da color a la piel: la melanina.

Los lunares, o nevos melanocitos, son proliferaciones localizadas de melanocitos, que por distintos motivos, tanto genéticos como por exposición a la radiación UV, se alteran. Su apariencia puede variar en color, textura, forma y bordes, pero típicamente presentan bordes bien demarcados, son simétricos y redondos de color marrón claro u oscuro.

Los nevos atípicos o displásicos presentan alteraciones celulares diferentes a los comunes y algunos conllevan mayor riesgo de transformación maligna. Suelen ser mayores a 6 mm, de forma asimétrica, de distintos tonos de marrón o rosado y suelen ser diferentes entre sí.

Exposición solar y cáncer de piel

Los rayos UV dañan el ADN que controla la salud de las células y, cuando el daño genético es significativo, el proceso de desarrollo normal se transforma en un crecimiento descontrolado y dispar. Tanto los rayos UVB como los UVA son peligrosos en este sentido. De ahí la importancia de usar un protector solar de amplio espectro, que proteja contra ambas radiaciones ultravioletas.

Las personas rubias o pelirrojas, de ojos celestes, piel muy blanca que nunca se broncea y siempre se enrojece; las personas con muchos lunares y/o con nevos atípicos, y los parientes directos de familiares que hayan padecido melanoma u otras formas de cáncer de piel conforman el grupo de mayor riesgo en cáncer de piel.

Para detectar el problema tempranamente, hay que realizarse un auto-examen mensual, con la ayuda de espejos y/o un familiar. Debe tratarse siempre de la misma persona, para que pueda observar si se han producido modificaciones o aparecido nuevas manifestaciones en la piel. Otras consideraciones:

El análisis debe realizarse con el cuerpo desnudo frente a un espejo largo con buena iluminación.

Usar un espejo de mano para chequear las áreas de más difícil acceso.

Fijarse también en las plantas y entre los dedos de los pies, las palmas de las manos, la zona genital y perianal, el interior del ombligo, las axilas, la boca y el cuero cabelludo, usando un peine o secador de pelo para separar los mechones.

Controlar también los lunares de su pareja e hijos.

Signos de un lunar peligroso

Además de la apariencia de lunares nuevos, hay que identificar cualquier cambio en los existentes.

Asimetría: una parte de la lesión es diferente a la otra

Bordes irregulares

Colores: presencia de varios colores

Diámetro mayor a 5-6 mm

Evolución en el tiempo: cambios de tamaño, forma, color, aparición de picazón, etc.

Es importante realizar una consulta con un dermatólogo por cualquier duda e incluir en su rutina de chequeo de salud anual la visita al dermatólogo, que es el profesional más entrenado para detectar precozmente la aparición de un melanoma.

Por otro lado, el factor prevenible más importante es la exposición solar repetida, particularmente desde la infancia, sobre todo si se padecen de manera recurrente quemaduras importantes.

Es fundamental que los padres eduquen a sus hijos sobre la importancia de aplicar siempre un protector solar amplio espectro y un mínimo de FPS 30, así como de evitar la exposición directa al sol al mediodía.

La doctora Virginia M. González integra el Servicio de Dermatología del Hospital Alemán

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