postheadericon LA IMPORTANCIA DE UNA PIEL SALUDABLE

La piel, al igual que cualquier otro órgano, requiere de cuidados para poder mantener su salud. Adoptar una rutina diaria de cuidado, de limpieza y humectación, ayuda a conservarla limpia, suave y saludable. A lo largo del día, se van depositando en el rostro microorganismos y suciedades que perjudican la salud de la piel. Su limpieza, permite eliminar suciedad, bacterias, grasa, células muertas y otras impurezas “Su cuidado es importante más allá de la presencia o no de una enfermedad de la piel. Hay que mantenerla saludable siempre y no tratarla solamente frente a la proximidad de determinadas estaciones del año o cuando se manifiesta alguna enfermedad en ella” afirma la doctora Castro.


Una buena humectación diaria previene el envejecimiento y aporta elasticidad a la piel, ya que ayuda a mantener su hidratación natural. “La piel es uno de los órganos con mayor reposición o recambio que tiene el organismo ya que se renueva parcialmente todos los días, la alteración de su humedad natural puede dificultar la formación de los componentes necesarios para este recambio, dando lugar a patologías como los eccemas, el acné u otras enfermedades de la piel” sostiene Castro. 

La piel tiene una función protectora, ya que es capaz de seleccionar lo que resulta dañino para el organismo y lo que es beneficioso; constituye por lo tanto, una barrera que impide la entrada de sustancias nocivas (bacterias, cuerpos extraños). Tiene además una función reguladora del metabolismo porque impide la salida de sustancias imprescindibles para el organismo como ciertos líquidos y células. La piel también es la responsable de regular la temperatura corporal y proteger al organismo de los cambios (tanto del frío como del calor); también es quien transforma los rayos del sol en vitamina D, vitamina que es necesaria para el buen estado de los huesos. 

En su estructura, la piel consta de capas bien diferenciadas: la epidermis -que es la capa externa- y la dermis que está por debajo de ella. Esta última contiene vasos sanguíneos y linfáticos, nervios, glándulas sudoríparas y glándulas oleosas. Está compuesta de aproximadamente 95% de colágeno (que le aporta firmeza) y 3% de elastina (que aporta elasticidad). 

La piel experimenta importantes variaciones ante diversas circunstancias como la edad, la raza, el clima, el sexo, el estado de salud, etc. También existen diferentes tipos de pieles (grasa, seca y mixta) y cada una requiere tratamientos específicos que se adapten mejor a sus necesidades. “Hay pieles que requieren de una limpieza más intensa y otras que requieren limpiezas más superficiales para lograr el mismo objetivo. Es por esto que es importante consultar con el especialista para adaptar cada tratamiento a cada tipo de piel” explica Castro. 

Es importante que como parte de la rutina, se controle además, cualquier cambio de coloración, manchas o cambio del tamaño o forma de los lunares, que puedan aparecer a lo largo del tiempo, ya sea por la edad, el sol u otros factores que los provoquen. Frente a cualquier cambio extraño, es el dermatólogo el médico especialista encargado de cuidar y devolverle la salud a la piel. 


Consejos generales para una piel saludable
  • Limpiar diariamente el rostro por la mañana y por la noche 
  • Hidratar diariamente la piel 
  • Usar protector solar para evitar la exposición a los rayos dañinos del sol 
  • Mantener hidratado el cuerpo 
  • Realizar actividad física, alimentarse sanamente y no fumar
Tomado de http://www.cetaphilargentina.com.ar

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